Cid retomó sus notas mucho después, bajo circunstancias absolutamente diferentes y con su ánimo más pesado, más triste.
La prolongada interrupción de sus letras no se condecía en nada con su inspiración. Material de sobra inundaba cada día su cabeza, y no vagamente sino de manera concreta, casi con detalle palabra a palabra.
Dentro de sus torturas generales disfrutaba distrayéndose con sus relatos privados, sin escribir frase ninguna. Por su cabeza pasaron historias maravillosas.
1 comentario:
El día de los historiales te quise comentar, pero me perdí en mi intención de invadir a la nostalgia. A veces no se entiende quien invade a quien.
La realidad no existe muy lejos de las palabras. Y mis paredes están llenas de notas privadas, el conflicto radica en el instante en que alguien se detiene a decifrar los trazos...
Hay un lugar y un momento entre sentir y pensar, o hay una fracción de la cosa pensante que siente. Pero el problema está en determinar, determinar qué nota es privada y qué nota no lo es, qué grita mi pared y qué grito yo, qué trazo es tinta y qué trazo es sangre.
Mi verdad no es mi realidad, y tu nota puede ser el fragmento menos conocido, o el más evidente. Y los caminos se estrechan
siempre en círculos.
Te dije.
Y te quiero.
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